Fueron numerosas
las reuniones, las llamadas personales, las comunicaciones con
la capital de Estados Unidos, que entre panameños y
estadounidenses se realizaron para que al fin el 3 de noviembre
de 1903 fuera el día escogido para proclamar nuestra separación
de Colombia, país al cual Panamá se había unido voluntariamente
desde el 10 de noviembre de 1821 se separara pacíficamente del
país suramericano. Por cierto,
hay que decir que
muy poco se ganó con esa anexión. El 3 de noviembre de ese año,
los hermanos Domingo y Pedro Díaz organizaron una concurrida
manifestación, que partiendo del
parque de Santa Ana
terminó en el de la Catedral, en donde en sus cercanías y más
precisamente en el Palacio
Municipal se efectuaba una reunión del Consejo Municipal bajo la
presidencia de
Demetrio H. Brid, en donde en forma oficial se proclamó la
mencionada separación. Al día siguiente, 4 de noviembre, y por
medio de un Cabildo Abierto, centenares de ciudadanos en la
misma plaza de la Catedral firmaron un manifiesto en que se
apoyaba a la decisión edilicia.Todo parecía irse desarrollando
según lo planeado, la separación estaba por llegar.Pero no fue
así, ya que al amanecer del 3 de noviembre los barcos
colombianos "Cartagena" y "Alexander Bixio", y el estadounidense
"Nashville", arribaban a la Bahía de Colón. Desembarcaron de los
barcos colombianos 500 hombres bien armados y con ganas de
luchar, comandados por los expertos generales Tobar y Amaya, con
la intención de apoderarse de dicho
puerto y marchar
después hacia la capital, lo cual no fue posible porque las
autoridades del ferrocarril (que era una especie de agencia de
Estados Unidos, a falta de una en Panamá, por no ser aún una
nación reconocida) se encargaron de buscar excusas a fin de que
el traslado de las
tropas de Colombia hacia la ciudad de Panamá no se pudiera
efectuar. Tan sólo sus generales fueron trasladados y acá se
convirtieron en prisioneros. Los 500 hombres quedaron en Colón y
al mando del coronel Torres no hubo forma de poderlos trasladar.
El coronel se puso iracundo y vociferante, amenazando con matar
a todo panameño, estadounidense o extranjero que se opusiera a
lo anterior.Comenzaron entonces las conversaciones entre los
miembros de la Junta Revolucionaria colonense del alcalde
Eleazar Guerrero y de otras autoridades locales, con el objetivo
de convencer a los colombianos de que abandonaran Panamá, lo
cual se logró con el sólido argumento pecuniario (ocho mil
dólares) que logró pacificar al coronel Torres. En el barco
"Orinoco" partió este último y todos sus soldados.Fue entonces
cuando el miembro de la Junta Revolucionaria de Colón, Juan
Antonio Henríquez, envió hacia Panamá un telegrama que decía
así: "Sólo ahora, 7:30 pm puede decirse que la independencia de
Panamá está asegurada".Y como todo esto último sucedió el 5 de
noviembre de 1903, ese día es el que conmemoramos hoy.Si
pensamos las horas de angustia y terror vividas en Colón, y el
empeño puesto por panameños y norteamericanos en resolver la
peligrosa situación, mientras en Panamá reinaba relativa
tranquilidad, no
podemos menos de exclamar: Recordemos a Colón no sólo hoy, sino
por el resto del tiempo, y ayudémosle de verdad, que bastante él
ha ayudado desde entonces al resto de la nación.
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